Sylvia Díaz-Montenegro, en su libro El mundo transparente, realiza un breve apunte al respecto:
¿Y si hubiera robots inteligentes?
«Los mundos que describe Asimov son bastante aburridos: mundos
cómodos y estancos en los que los seres humanos tienden a aislarse, tanto que
llegan a poner en peligro la especie: si no tienes ganas de estar con tus
semejantes, tampoco tienes ganas de tener semejantitos con ellos y mucho menos
criarlos con ellos, que es lo realmente difícil. La procreación tendría que ser
una obligación social, como la antigua mili, profundamente injusta porque no
puede ser que él ponga los gametos y yo las varices. El resultado previsible, y
así lo describe Asimov, es una granja de bebés gestados in vitro, educados por
educadores especialistas y cariñosamente distantes, cada vez más distanciados
entre sí.
En el mundo de Asimov, otros humanos dejan de utilizar robots
porque prefieren estar juntos a estar cómodos. Claro que esa decisión la toma
un grupo que no tiene robots porque no les caben. La cosa es que este es el
grupo que crece y se multiplica y se expande, mientras que los que tienen
robots no necesitan crecer ni multiplicarse. ¿Para qué? Con lo estupendamente
que se está así, tan tranquilito… El conflicto y la incomodidad es lo que nos
mueve como especie. La facilidad no suele ser creativa. Otra cosa es que a
algunos tanta creatividad y tanta emoción les sobre un poco.
En cualquier caso, el mundo con robots no se parecería en nada a
lo que vemos en películas como La guerra de las galaxias, por ejemplo. Ayer vi
una de las entregas de la saga, ¡y los robots se hablaban entre sí! Había
capataces de robot y robots que chillaban y un montón más de cosas
graciosísimas y totalmente imposibles. Los robots no chillan, porque nada les
duele. No hablan, porque simplemente conectándose podrían transmitirse
terabytes, es decir millones de megas, billones de datos de información objetiva
sin lugar a equívocos. Se trataría de una jerarquía sin discusiones, sin
conversaciones, sin negociación. Todo eso es mucho más eficiente que el
lenguaje hablado, no da lugar a malentendidos, es exacto y pertinente.
Aunque, como describe Asimov, tampoco tiene ni media gracia.
En cualquier caso, este apartado solo vale para que te des cuenta
del terreno que estamos pisando: vida y no vida, conciencia… Grandes temas que
siempre deberíamos tratar con antropólogos, psicólogos y filósofos, no con
ingenieros genéticos o tecnócratas iluminados: la verdadera importancia y la
calidad del ser humano está en lo que hace y cómo se comporta con otros seres
humanos. Todo lo demás es secundario. En el caso de los sistemas, seres
automáticos que están poblando nuestro mundo, nadie está mirando ni estudiando
realmente su comportamiento ni su impacto, mientras que llevamos derramados
ríos de tinta sobre cómo se construyen».
Está claro que hay mucho que decir sobre este tema y que en el
futuro esta no va a a ser una cuestión de cuatro locos. Es muy probable que
tengamos que tomar importantes decisiones al respecto para las que deberemos
estar preparados...
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