viernes, 27 de enero de 2017

¿Conductores adolescentes?

 Javier Costas, nos habla de esta cuestión en uno de los capítulos de su libro Tranquilos, que yo controlo:

«Este es un tema bastante interesante. No hay ninguna normativa que impida a un menor de edad conducir dentro de un recinto privado y cerrado al tráfico. En Reino Unido encontré una iniciativa que ya nos gustaría tener en España. A un precio muy similar al de una autoescuela convencional, Young Driver da clases a niños que hayan cumplido once años y superen 1,42 metros de estatura. Los chavales pueden empezar a conducir un coche de verdad en un entorno simulado, con todas las garantías, instructores profesionales y con lecciones que servirán para su futuro como conductores. Incluso tienen en el catálogo de coches un Bentley Arnage —con 400 CV— para pasear en el asiento trasero a los padres, obviamente con un instructor como copiloto. Ya tienen montado un chiringuito de cuarenta y dos centros por todo el país.
¿Tendría viabilidad algo así en España? Sinceramente, no lo sé, pero estoy seguro de que todos los chicos que pasaran por una escuela similar iban a ser unos conductores de primera. La mente de un niño es una esponja y absorbe los conocimientos con facilidad. Si desde el principio se adquieren buenos hábitos se evita que en el futuro se tengan manías y defectos al conducir. De todas formas, puede que estemos hablando más de una actividad lúdica que de otra cosa.
Ahora nos podemos preguntar si tiene sentido que los menores de edad puedan conducir, como etapa previa al examen de conducir (es decir, ya próximos a la edad legal) y tras haber pasado por la autoescuela para lo más fundamental. De esto se empezó a hablar en 2011, cuando la DGT lanzó un globo sonda sobre la posibilidad de que pudiesen conducir acompañados por un adulto con carné. Habría condiciones, claro, que el adolescente en cuestión hubiera dado al menos veinte clases y tuviera el examen teórico aprobado. Tal y como expliqué en el capítulo anterior, tengo serias dudas de que cualquier adulto tenga las virtudes necesarias para enseñar en condiciones, por no mencionar la posibilidad de transmitir manías de profesor a alumno.
Es una cuestión muy delicada, sin duda, pero la idea no es nueva. En países como Alemania, Canadá, Francia, Suecia o Australia se hace desde hace años. En Francia, por ejemplo, los aspirantes a «profesores» deben pasar un examen previo, lo cual me parece estupendo. En Alemania, los «profesores» deben cumplir también una serie de condiciones.


Tranquilos, que yo controlo. Manual de conducción para gente de bien, seguridadvial, motor, Javier Costas, Meridiano Editorial, libros



En España ya circulan unos cuantos adolescentes con los cuadriciclos o microcoches que se pueden conducir con licencia de ciclomotor y no son precisamente un peligro público. Y conducen solos o acompañados. En Estados Unidos se puede empezar a conducir legalmente desde los 16 años y pueden ir al instituto con coche, tal y como nos han recordado tantas películas americanas.
Pero no pensemos automáticamente que es la mejor idea del mundo. Según datos del IIHS, los accidentes de tráfico son la primera causa de muerte no natural de los adolescentes de Estados Unidos y en los primeros meses hay que tener cuidado al cruzarse con estos jóvenes conductores, aunque la mayoría de los tortazos se los dan ellos solitos. Y curiosamente la posibilidad de accidente se dispara cuando un adolescente conduce con otros tres adolescentes en el coche. Menuda bomba hormonal en tan poco espacio.
Un fabricante especialmente concienciado con este problema es Ford, que desarrolló un sistema de llaves restringidas denominado MyKey. Además del doble juego de llaves normal al comprar el coche, se puede pedir una llave adicional que identificará al conductor adolescente al ponerse al volante. El propietario puede capar ciertas funciones del coche, como limitar el volumen máximo del equipo de música (que no va a sonar si hay cinturones sin abrochar), evitar que se sobrepase una velocidad determinada, no poder desconectar el control de tracción (se evitarán derrapes y macarradas) o incluso recibir una alerta si el coche sale de un área determinada.
Volkswagen está empezando a adoptar un sistema parecido con su opción Car-Net Security & Service y sin duda se irán sumando más fabricantes con servicios similares. Por cierto, quien habla de conductor adolescente, habla de cualquier persona de dudosa fiabilidad a la que se le preste el coche, como cuñados, primos, yernos, etc.

Esta perversión tecnológica no tendría sentido si los vástagos cumpliesen al pie de la letra las órdenes y condiciones de los padres, que son los que han pagado el coche. No hace mucho tiempo fui adolescente y si mis padres me hubiesen dejado el coche con un chivato electrónico que delatara mis posibles faltas (lo cual habría implicado un castigo hasta el siglo XXII), me habría pensado muy mucho hacer cualquier tipo de tontería con él».

Os recomendamos que podéis adquirir el libro Tranquilos, que yo controlo. Manual de conducción para gente de bien sin gastos de envío en la web de Meridiano Editorial, pinchando aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario