viernes, 4 de noviembre de 2016

La supermemoria a nuestro alcance

Poco sabemos en la actualidad sobre el funcionamiento del cerebro. Somos capaces de entender sus funciones pero, como si de un artefacto extraño se tratara, nos demostramos totalmente ineficaces a la hora de descifrar sus mecanismos y formas de actuación.
Dentro de las funciones fundamentales de un cerebro humano, sin duda está la memoria. De nada serviría recibir la carga de información que nos llega a diario si no fuéramos capaces de almacenarla si no en su totalidad, sí al menos en la medida en que nos pueda resultar necesaria.
Evidentemente, las necesidades de uso de nuestra memoria cambian con los años, del mismo modo que lo hace nuestro aprendizaje. En las primeras etapas de nuestra vida, en la infancia y en la juventud, el ser humano necesita llenarse de datos para aprender a sobrevivir y a desenvolverse en sociedad. Con el paso de los años, esta necesidad deviene menor, hasta tal punto que muchos de nosotros a menudo dejamos de usar la memoria salvo para fines muy elementales.
Como hemos comentado en otras ocasiones, lo más corriente es que dejemos de utilizar la memoria porque pensemos que «la hemos perdido» o que «ya no nos funciona». Tal vez seamos incluso conscientes de su necesidad, pero en virtud de estos pensamientos nos revelamos inútiles e incapaces de usarla.
Pero, como señala Luis Sebastián Pascual en su libro La pastilla verde. Técnicas de memorización para mayores de 40 años, la memoria es un músculo y, como tal, se desarrolla al ejercitarlo. Y no solo se desarrolla sino que puede alcanzar proporciones prodigiosas.

La pastilla verde, Luis Sebastián Pascual, Meridiano, memoria, Mnemotecnia, mente, cerebro
Esto no es un mito ni una engañifa, es sencillamente así. La única razón por la que «perdemos memoria» —o pensamos que no la hemos tenido nunca— es porque no la hemos usado o porque en algún momento hemos dejado de hacerlo.
Como Luis nos cuenta en La pastilla verde, las técnicas mnemotécnicas (técnicas para el desarrollo de la memoria) se han desarrollado desde la antigüedad. La razón es que nuestros antepasados ya se dieron cuenta hace miles de años que había formas de retener la información y que además ello no requería más que un poco de esfuerzo, disciplina y constancia. También descubrieron que la edad apenas influía en la capacidad de memorización. Que, como hemos dicho, la memoria es un músculo y que para su desarrollo y puesta en forma solo exige entrenamiento.
A todos nos gustaría tener una memoria mejor. La buena noticia es que podemos tenerla. Los grandes mnemotécnicos solo se diferencian de nosotros en que han practicado mucho, de modo que son capaces de realizar hazañas que a los demás se nos antojan irreales, desde memorizar mil números o palabras hasta meter en su «disco duro» el Quijote o el Código Civil, por increíble que parezca. 
Sin duda, una persona corriente no necesita llegar tan lejos para satisfacer sus necesidades de memoria, pero debemos saber que somos capaces de hacer esto, que con un poco de esfuerzo podríamos lograr hazañas semejantes. Y sin marcarnos unas metas tan altas, ¿no sería interesante poder memorizar todos nuestros números de teléfono, llevar nuestra agenda en la cabeza o retener la información con mucha más facilidad...?
Cómo hacer eso y muchas más cosas nos enseña a hacerlas Luis en La pastilla verde.

Os recomendamos que podéis adquirir el libro La pastilla verde. Técnicas de memorización para mayores de 40 años sin gastos de envío en la web de Meridiano Editorial, pinchando aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario